
Lo que siguió dio testimonio a la locura de los coleccionistas de zapatillas, o Sneaker Heads: durmieron en tiendas de camping fuera de Concepts, el boutique muy establecido en Cambridge que vendería las zapas, y esperaron la salida de ellas. Aunque fue una campaña de promoción excesiva y sin precedentes en la industria de street-wear y zapas, el fanatismo y la desesperación de los sneaker heads no fue. Estas personas, la mayoría de quienes son hombres de 25-35 años, han descubierto una pasión y casi una profesión en coleccionar las zapas y lo hacen con un espíritu competitivo (García).
Por ejemplo, la salida al mercado de los Pigeons por Nike en 2005 competió con la de los Lobsters—fabricaron sólo 200 pares de los Pigeons en total y fueron vendidos sólo en tiendas específicas en Nueva York por $200.00 (sneakerfiles.com). Si se busca los Pigeons sencillos y grises en eBay hoy, están en venta por $3,500 (cgi.ebay.com). Pero estas coleccionistas muy a la última moda no solo saben que pueden comprar las zapas por pocos dólares y venderlas la próxima semana por cientos (y a veces miles), sino a ellos les encantan las zapas. Son un lienzo en que los artistas más respetados crean algo magnífico: arte que se lleva. La gente se define más que se cree por la ropa, por los zapatos. Define como se ve el mundo, y como el mundo le ve a uno.
Pero más que la autoexpresión y el arte, es la búsqueda para un objeto envidiado, tan valioso que ha causado el auge de la industria de zapatillas deportivas. Los sneaker heads fueron criados mirando a Michael Jordan jugar al baloncesto y cuando salieron sus zapatillas cuando eran niños, los compraron inmediatamente para parecer muy guay en la escuela. Cuando los chicos llegaron a ser adultos, estos Michael Jordan’s que les recordaban de su juventud causaron una manía (Sancho). Los Air Jordan’s originales hoy día casi no se los puede encontrar, y si se los encuentra es la misma historia: cuestan una fortuna. Y, con la caza de estas zapatillas, nacieron los sneaker-heads como se les conoce hoy. Pero ¿por qué tanta furor para un zapato, la protección más básica para del cuerpo? ¿Cómo pueden los sneak heads gastar miles de dólares en un par de Nikes porque tienen bordado una paloma? ¿Cómo es posible que una compañía filmara una serie de anuncios misteriosos y fijara unos carteles en una ciudad para la salida de unas zapatillas de las cuales habían fabricado tan pocos pares? El furor de los sneaker heads es asombrante y intenso y parece un poco tonto, pero es un estilo de vida que mucha gente abraza: es una manera de entrar al mundo de arte y de establecer una relación con su juventud.



